HISTORIA |
RIO MANZARES-1850 | |
En 1848, Juan Bravo Murillo, Ministro de Obras Públicas da el primer paso para desinsectar una ciudad minada de pozos negros y fétidas cloacas, más propias del Londres de Dickens que de la capital de la Regente. |
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FUENTE INAUGURAL-1858 |
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Alrededor de 2.000 trabajadores, 1.500 presos, muchos de ellos carlistas, con 400 bestias de carga, picaban y excavaban, trabajando durante cinco años, el primer tramo descomunal, de 77 kilómetros, recordado como uno de los más amargos, para que por primera vez el agua del río Lozoya llegara al depósito de Islas Filipinas, hace 150 años, cuando se inauguraba oficialmente el Canal de Isabel II, presenció la soberana la primera fuente con surtidor en la calle Ancha de San Bernardo, frente a la Iglesia de Montserrat. |
AGUADOR |
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En una ciudad con 236.000 habitantes y con 950 aguadores que tenían una clientela fija, subiendo el agua a las casas con las tradicionales cubas, haciendo de recaderos, bomberos y teniendo una merecida fama de laboriosos y fieles. |
El cólera, las fiebres, los temporales y las riadas, convirtieron la obra en una hazaña épica que finalizó en 1585 proporcionando mas de 200 litros de agua del Lozoya por habitante y día. En la ciudad que acogía a la corte los milagros, un laberinto de galerías recorría el subsuelo con el fín de encauzar el agua de las fuentes y acuíferos cercanos como los de Chamartín, Hortaleza, Canto Blanco, Fuencarral o Canillas. | |
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FUENTE DE LA CIBELES-1850 |
PUENTE DE SEGOVIA-1850 |
Un cuarto de millón de habitantes necesitaban el agua al igual que unos pocos privilegiados disponían de ella sin salir de casa gracias a la conducción privada de agua. El Canal de Isabel II, inaugurado en 1858, sólo servía agua rodada que llegaba a los consumidores por gravedad desde los depósitos enterrados. En 1900, un nuevo Proyecto de Distribución de Agua contemplaba la necesidad de disponer de dos tipos de agua: elevadas y sobreelevadas. Los depósitos enterrados estaban en la zona de Santa Engracia, a 690 metros de altitud sobre el nivel del mar y sólo servían agua a todos los pisos de las casas cuyos portales estuvieran por debajo de los 670 metros y las aguas sobreelevadas se bombeaban directamente contra la red de distribución. Así surgió el Depósito de Santa Engracia, para que el agua llegase a los pisos altos de las nuevas viviendas que se construían en las zonas del Ensanche: Salamanca, Chamberí y Cuatro Caminos. El agua se bombeaba desde los inmediatos depósitos enterrados hasta el vaso del depósito elevado y desde allí se distribuía por gravedad, elevando el nivel de salida del agua a la red 32 metros con respecto al nivel anterior. |